Pues aquí siguen mis aventuras
por Eslovenia, en este pequeño país de dos millones de personas, que por cierto
y agarraos bien, tiene como unos 48 dialectos diferentes. Así que mis humildes
intentos de aprender su idioma no parecen muy fructíferos cuando pienso que ni
siquiera puedo hablar con los dos milloncitos de este país pollo (esta es una
referencia de mi anterior post). Aún así, me encanta lo sensual que suena todo
en esloveno, y esto es todo bagaje muy útil que uno va adquiriendo, y que es
inmensamente necesario en una situación de vida o muerte cuando tienes que
seducir a tus raptores. Así pues, la solución es la eslovensualización. Y no solo he aprendido algo de este idioma (y mejorado mis dotes de atracción), sino también un poco de alemán
gracias a mis compañeros (lo más importante para moverse por Alemania): pupsen, rülpsen, ficken y essen (peer, eructar,
follar y comer).
Y hablando de comer, últimamente
no paramos de hacerlo gratis. Bien sea porque alguien nos lo ofrece en la calle,
como nos pasó con una mujer cristiana que invitaba a la gente a que
asistiese al día siguiente a una comida con su grupo (y que por supuesto aceptamos), o
porque en nuestro centro, Kotlovnica, hacen algún evento en el que se prepara una mesa con comida. Una de estas veces fue especialmente
divertida. Teníamos un evento político al que no habíamos podido
asistir porque estábamos ayudando en otros asuntos, pero nos llegaron noticias
de la comida y estuvimos hablando con algunos de nuestros conocidos a la salida
del centro para conseguir más detalles acerca de la misma y ver si valía la pena
tratar de entrar y abusar un poco. Por suerte, nos invitaron a comer de la mesa,
y para no parecer tan interesados opusimos algo de resistencia del tipo “oh,
no, no es necesario”, “¿seguro?”. Intentamos no pasarnos demasiado, y más o menos puedo decir que lo manejamos dignamente. Es más, nos salió tan bien la jugada que nos dejaron llevarnos las sobras y lo estuvimos
compartiendo con gente que había fuera.
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Esta bandeja de galletas es después del acto político en Kotlovnica |
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Esta de ayer, tras la presentación de una exposición. |
Sin embargo, de todas estas
historias de comer por la cara, mi favorita es la siguiente. Digamos que cerca
de nuestra casa hay un manzano bastante desaprovechado porque sus dueños no
parecen recoger las manzanas, y son tan grandes y sabrosas, que por supuesto,
sería una pena dejar que se desaprovechasen. El día que estuvimos comiendo con
la mujer cristiana, nos dio la receta de la maravillosa tarta de manzana que
comimos ahí, y de la que por cierto repetí, así que pensamos que podríamos
reproducirla y compartir el resultado con la gente de nuestro centro juvenil.
Así, decidimos emprender una loca y salvaje incursión de rescate
manzanero a las dos de la mañana después de ver una película sobre robos, y
totalmente vestidos de negro. Es más, teníamos hasta otros nombres y
nacionalidades pensados por si teníamos problemas durante nuestra aventura: Piotr, Urshka y Marushka.
Mientras andábamos por la carretera, estuvimos ultimando detalles y atándonos
bien los cordones de las zapatillas por si fuese necesario correr. Al
acercarnos al manzano, el perro del vecino empezó a ladrar muy fuerte y durante
mucho rato, por lo que seguimos caminando dejando atrás el manzano con gran
frustración. Estuvimos un rato pensando qué hacer, si volver por esa
carretera e intentarlo de nuevo o cambiar y volver a casa por otra distinta. Finalmente, y al ver
que en la casa del dueño del manzano había luz, decidimos volver por otra
carretera. Sorprendentemente, el perro volvió a ladrar, y eso que estábamos
bastante lejos de la zona, por lo que nuestros futuros intentos parecían
inciertos.
Al día siguiente, y con la luz
del sol, decidimos volver a probar. Esta vez no ladró el perro. Sin embargo, el propio dueño estaba recogiendo manzanas de otro de sus árboles, por lo
que cualquier intento era inútil, y no sabíamos que pasaría con nuestro manzano. Durante los siguientes días no hicimos nada,
pero estaba llegando el final de la semana y el lunes yo me iba a un entrenamiento durante cinco días, por lo que puede que a mi vuelta fuese tarde. El domingo estuvo lloviendo bastante
durante la mañana. Cuando paró, hablé con mis compañeros: era de día así que
probablemente el perro no ladrase, y al haber estado lloviendo hasta hace poco, el dueño no estaría fuera. Decidimos salir de nuevo: las manzanas seguían ahí y
nadie las custodiaba. Nos lanzamos a recoger las que pudiésemos. El perro
empezó a ladrar pero seguimos recolectando un poco más y salimos de ahí.
Cogimos 29 en total, pero casi ni se notaba en ese tremendo manzano.
Esto ocurrió hacia las cuatro y media y a las seis teníamos que estar en el
centro. Fuimos rápido a casa y empezamos a preparar todos los elementos para
hacer la tarta. He de decir que la clavamos. La terminamos a tiempo y estaba
terriblemente buena.
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Triunfales con nuestra apple pie |
Pero no todo ha sido comer durante
este tiempo. También hemos estado ayudando en el centro con alguna performance
que tenían, hemos viajado a Bled, ido de fiesta de halloween a Medvode… Pero
para finalizar este post voy a hablar un poco de mi experiencia durante esta
última semana (en la que he también hubo comida gratis, por cierto).
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Bled |
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Bled |
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Mis compañeros de piso y yo en Medvode disfrazados de fantasma, monje y trabajador zombie. |
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Mis compañeros haciendo un fuego para una performance en Katzenberg, y un cacho de cara de mi compi de piso intentando fastidiar la foto. |
Cuando eres un EVS tienes que
realizar un entrenamiento a la llegada, que se llama on arrival training, al
que he hecho mención con anterioridad. Este entrenamiento dura cinco días y se
realiza en un hotel en alguna zona del país de acogida, en mi caso Eslovenia. El mío se hizo en Debeli Rtič, en
la costa. En total éramos 25 voluntarios de diversos países: Italia, Finlandia,
Turquía, Francia, Bosnia, Croacia, Bulgaria, Serbia, Polonia, Letonia,
Alemania, Portugal… Cuando te juntas con gente tan diversa, también te juntas con opiniones, modos de ser y de vivir diferentes. Por eso, creo que la forma en la
que se abordaron las sesiones durante estos días no pudo ser más acertada. Se
trabajaba bajo un marco de aprendizaje no formal, en el que se creó un verdadero
espacio de intercambio de ideas donde la gente podía expresar si quería o no
hacer las actividades propuestas y buscar su propio espacio, lo que me pareció
muy importante. Hubo una ocasión en la que se nos presentó la oportunidad de
realizar actividades con un grupo de chavales que estaban en un programa de
pérdida de peso. Disfrutamos mucho planeando las actividades, probándolas para
ver si podían funcionar y ejecutándolas. Y los niños también lo disfrutaron. Es
más, hasta eslovenizamos una dinámica llamada “Bunny bunny” a “Zajček zajček”.
Sin embargo, no todos los voluntarios quisieron dedicar su tiempo a esta
actividad, y esto también es lo bueno de cómo fueron enfocados estos días: algunos
pasaron la tarde en la playa, otros solos, otros realizando otros proyectos… Sea
como sea, creo que todos disfrutamos con las elecciones que hicimos, ya que
existía la libertad de hacerlas (cosa imposible en ámbitos más
institucionalizados como en la universidad). Creo que esto fue algo que me llamó mucho la atención y que
me pareció muy positivo, porque a partir de este reconocimiento de cada
persona, hubo un fantástico espacio de trabajo donde finalmente éramos nosotros
los que estructurábamos los temas y actividades que íbamos a hacer al día
siguiente, como recibir información sobre las responsabilidades y derechos del
voluntario, del Cuerpo Europeo de Solidaridad, realizar actividades juntos como
deporte, ejercicios teatrales de improvisación, etc.
No solo la dinámica de esos días
fue buena, también lo fue la gente que había ahí: personas con grandes ideas y proyectos
que no solo hablan sino que hacen, gente que accidentalmente y sin ninguna
preparación sube la montaña más alta de toda Eslovenia, músicos y artistas, locos
que conocen las películas más raras que existen, niños curiosos encerrados en
cuerpos de adultos, inconformistas que dejan un trabajo que no les satisface y
se lanzan a la aventura…
Creo que ser EVS es algo especial. Desde luego no es necesario
para tener grandes experiencias o ser una gran persona, pero la gente que te
encuentras, o al menos que yo me encuentro, parece tener algo mágico que les
hace lanzarse a esta aventura loca y sin frenos que es ser Voluntario.
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Foto de despedida del on arrival training |
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Comiendo caquis gratis |
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Tomando vino Refošk gratis. |
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Comiendo caquis, pizza, bollería y mandarinas gratis. |
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Con una botella de vino que nos regaló la señora de la foto. |
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Nosotros, posando estupendos, mientras descansamos de tanta gratuidad. |
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