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jueves, 8 de marzo de 2018

Esperando la primavera en Kaposvár

Saludos de nuevo:

Hoy vuelvo a escribiros desde ordenador húngaro, aunque no temáis, mi computadora se encuentra sana y salva en casa. Después de dejármela una hora entera en una zona común de un instituto, he preferido no volver a tentar a la suerte y no llevarla cuando me toca clase de español con mis chic@s.

 Vamos chicas, dádmelo todo. Sí, sí. Venga nenas, quiero ver esas caderas. Clase de Sevillanas
Annie, are you okay, you okay, you okay, Annie?
Aquí continuando con la clase de Sevillanas por Mikelito Yakson

Por lo demás, pues haciendo mi vida normal, o intentándolo. Ya hay veces que no sé que contar jajajaja. Estos días me he dedicado principalmente a tirar bolazos de nieve a mis compañeros cuando estaban desprevenidos. Hemos tenido la nevada mas grande del año (winter is coming, yep, coming late), y aunque no hemos conseguido convencer a Niki de que treinta centímetros de nieve es casi lo mismo que dos metros; las ganas de sofa, mantita y peli son las mismas. Y ahora que estoy escuchando a Raquel Eugenio y Alba Rico con sus versiones de Mägo de Oz, Saurom (te odio, Manu) y Extremoduro todavía tengo más ganas de que me dejen solito y en mi mundo. De hecho no me vendría mal encontrar algún buen videojuego, ¿alguna sugerencia?

Cantando bajo la nieve

Mientras tanto, a mi hermano lo tengo con su cruzada particular en Brasil contra la burrocracia. Si, con dos R, y con ocho si el corrector ortográfico no me saltase para corregirlo. Resulta un poquito frustrante no poder hacer nada desde aquí para echarle un cable, aunque al menos seguimos teniendo las videoconferencias para llorarnos las penas, que después de todo también ayuda.

Para llenar vacío (como dicen mis padres), este fin de semana estuve con Oliver, Matteo y Philip haciendo turismo por Pécs y Kaposvár. Una vez cada dos meses no viene mal salir de rutina, ¿no creéis? El único problema fue que la primera noche no la pude pasar en casa de Philip y me fui a un hostel donde me tocó un compañero de habitación roncador. Y en esto que a medianoche, ya duchadito, con mi vasito de leche y miel calentito dando vueltas en algún lugar indeterminado entre el esófago y el duodeno y yo haciendo manitas con Morfeo, el colega de la segunda cama a la izquierda arranca la moto. Y una vuelta en la cama, y dando media vuelta, y otra vuelta más (ahora entiendo el mensaje secreto de la cancion de Ricky Martin). Probé a utilizar mirada asesina, no surtió ningún efecto. Chasquido de lengua; poco eficaz. Y yo impotente cual Magikarp que solo conoce sapicadura le declaré en mi fuero interno mi odio más profundo y sempiterno a los roncadores y demás criaturas de las tinieblas. Hasta eché de menos el tren que pasa a la misma hora por Kaposvár y que me pone en protocolo anti-sismo todas las noches. Por lo demas el finde fue chachi, tambien a base de bolazos de nieve (Philip jugaba con ventaja, es austriaco) y alguna cerveza         que otra en pubs que voy a echar de menos cuando vuelva a España.

Oliver y los tres mosqueteros dando un paseo por uno de los parques de Kaposvár
Y en está haciendo cata de cervezas por Pécs


Y con esto de que Manon y Benjamin nos han dejado, Thomas está enfermo y Caroline de vacaciones, nos hemos quedado Étienne y yo para las clases de francés en los institutos sosteniendo el pabellón de La Resistance, yo por parte de la Nueve de la división Leclerc (en cuanto vuelva a España me compro Los Surcos del Azar, porras, que llevo un año rumiando leérmelo). Creo que si las sumo a mis clases de español, ya me salen 8 clases de media por semana. Voy a tener que plantearme en serio lo de dar clases de lengua.

El próximo post me temo que se retrasará un poco, porque dentro de dos semanas estaré en mi segundo seminario, y después aprovechando la Semana Santa pasaré unos días en Budapest (a ver si así consigo ver a Zsofi, que últimamente se pasa más tiempo por allí que con nosotros en Kaposvár. Lo cual me recuerda que Marcela comentaba que viene una chica de Sevilla a la universidad de Kaposvár, a ver si la lío para sumarse a mi grupo de sevillanas. Del baile, hablo). Se que esperaréis ansiosos la próxima entrega, así que un besazo hasta entonces.

El hermano mayor de Oliver nos esperaba ya en Pécs

P.S. Nieva. No tengo nada que decir. Quisiera tener más tiempo para mí y para aburrirme. Cuando me aburro es cuando tengo ideas. Hace días que no consigo aburrirme. Me falta algo. Nieva.

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