Vísperas
de Navidad:
Hola a
todos otra vez. Parece que antes lo digo, antes ocurre, yo intentando ser
disciplinado con mis publicaciones, y de golpe ha pasado un mes desde la última. Y esta vez no se lo puedo achacar a problemas informáticos. Aunque
también es cierto que ha sido, como dijera Ginés de Pasamonte, imposible de
toda imposibilidad cumplirlo.
Todo empezó cuando a nuestro compañero Raigo le dio un ictus (aún no me ha quedado claro si
fue exactamente un ictus o algo que se le parece), tras lo cual lo acabaron
trasladando urgentemente a Pécs para operarle. Gracias a Dios, está bien y de
vuelta en Kaposvár (en el hospital, eso sí, aunque ha estado entrando y
saliendo unas cuantas veces) y con ganas de volver a Estonia por vacaciones.
Por si
eso no fuera suficiente, hace unas semanas nos llegaron 12 nuevos voluntarios
turcos, con lo que ya somos 31 en total. Y aunque la mayoría se
vuelve a Turquía a principios de febrero, resulta complicado meternos toda la
treintena larga que somos en la oficina y conseguir trabajar en algo; mucho más
escribir.
Además,
con esto de que llega la Navidad, hemos tenido entre tres y cuatro eventos
especiales todas las semanas, fines de semana incluidos, con lo que
psicológicamente estamos todo el mundo agotados. Cada ratito libre que
conseguía encontrar entre tanto maremagnum, como podréis imaginar, se lo he
dedicado a la solemne contemplación del vuelo de las moscas y la noble tarea de
la catatonia hierática.
Así que
el mes ha pasado un poco como torbellino de imagenes:
Estar
en Pécs un día que me había pedido libre para irme a escuchar algo de jazz con
Philip una noche y visitar a Raigo, recién trasladado a planta.
Sentirme
desbordado entre una multitud de madres y padres que protestaban y me
zarandeaban cuando intentaba tomar unas fotos en uno de los eventos (despues de
eso tuve que meterme media hora en el coche de una de mis coordinadoras a que
se me pasase el bloqueo mental).
Bailar
sevillanas con Sara en la tarde española que estuvimos celebrando hace unos
días.
Sara y yo, posando para los medios.
Aquí dando una clase de sevillanas a nuestros visitantes
Y nuestras bizarras huestes. A la diestra, las fuerzas expedicionarias de la Mancha y Cantimpalos; en vanguardia los pendones, flanqueados por el tercio viejo de Villanueva de la Serena con sus picas al viento. Le siguen las reservas de artillería, con coloridas granadas para grabar nuestros colores en el cielo del paladar. Y cierran la tropa los regulares de Córdoba, de camuflaje untados y con sus reservas a siniestra.
La
primera nevada. Y la segunda y la tercera (Nieve, que relinda la nieve.
Pareciera que Dios nos quisiera regalar una estampa de paz y pureza entre ese
maravilloso polvo blanco. Que dicha la del silencio que cubre los tejados entre
tanta nieve. Desde la ventana, a lo lejos, se ve aparecer un ciervo entre los árboles. Que animal lindo, el ciervo. Con su imponente cornamenta coronando esa
cabeza majestuosa. Se gira, me ha visto. Alza un momento la cabeza y brama. Que
solemne sonido. Ahora se voltea y se regresa al bosque, a su reino de magia.
Que lindo, el invierno en Toronto, digo en Kaposvár).
La
llegada de los nuevos voluntarios turcos. En ese momento eche mucho de menos a
nuestro insigne Don Juan de Austria o al no menos heroico Janos Hunyadi. Pero
bueno, al final uno se acostumbra a vivir con los hijos de Solimán el
Magnífico.
Oleada turca, que no se enteraron que Hungría fue reconquistada hace trescientos años
La invitación de las profesoras de francés a sus cenas de Navidad.
Italianohablantes, la francofonía, y yo (infiltrado) en casa de Marianna. Siempre se agradece que te abran las puertas de una casa, me recordaba a mi tiempo en Brasil
La
fiesta de Navidad en Compass.
Y un
largo y confuso etcétera.
Os voy
dejando ya, mañana tengo mi vuelo de vuelta a España y tengo algunas cosas que
ultimar. Por lo menos, hoy en la oficina sólo estamos Niki, Sara y yo, así que
se puede trabajar en silencio (aunque no haya nieve jajajaja). A algunos de
vosotros os veré dentro de unos días (id preparando la bandeja de polvorones y
turrones); al resto, no lloréis; seguiréis sabiendo de mis andanzas y periplos
después de esta pausa navideña, si las huelgas aeroportuarias no me anclan en
algún aeródromo olvidado. Hasta entonces, y para todos los que me leeis:
Feliz
Navidad y próspero año nuevo
Merry
Christmas and happy new year
Feliz
Natal e próspero ano novo
Joyeux Noël et bonne
année
Boldog Karácsonyt
és új évet
Buon Natale e
felice anno nuovo
メリークリスマス。良いお年を。
(Y sí, me estoy tirando el pegote, no hablo las siete
lenguas. Sólo tres y dos más en camino).
Hace algunas
semanas, hablando con Kübra, una de las nuevas voluntarias turcas, sobre nuestra común afición
por el manga y Studio Ghibli, va y me pregunta que si conozco la canción Hijo
de la Luna, de Mecano. Señorita –pensé-, ya contaba con mi curiosidad, ahora
cuenta con mi atención ( No todas las reflexiones de fin de post tienen que ser
metafísicas y existenciales jajajajaja).